LastPass es la forma más sencilla y segura de compartir contraseñas

La forma más segura de compartir contraseñas es a través de un gestor de contraseñas. Aunque los métodos más habituales —compartir contraseñas por correo, en una hoja de cálculo compartida o en un mensaje de texto— son prácticos, su seguridad es nula. Si los usa para compartir información delicada, incluso los hackers más inexpertos podrían acceder a sus datos más valiosos.

Un gestor de contraseñas es la mejor opción para compartir contraseñas porque se aplica el cifrado durante todo el proceso: la contraseña en texto simple nunca es visible para otra persona, aparte del usuario con quien la comparte. Con LastPass, las contraseñas nunca se comparten fuera de una bóveda: van de la suya a la de la otra persona.

La mejor herramienta para compartir contraseñas es un gestor de contraseñas como LastPass. Es la forma más segura de compartir contraseñas, ya que pone en manos de particulares y empresas controles de seguridad integrados para proteger las credenciales.

En el caso de los usuarios particulares, las contraseñas se pueden compartir de una en una o se pueden agrupar. Por ejemplo, un usuario puede agrupar todas las contraseñas para acceder a las facturas en un sitio —banco, operador de telefonía, Internet, suministros— para compartirlo con su pareja. Lo mejor es que las contraseñas están siempre cifradas: solo están disponibles en su bóveda de contraseñas y en las bóvedas de los usuarios con quien las comparte.

Con LastPass, las empresas pueden controlar cómo se comparten las contraseñas con los usuarios. Mediante la integración con un directorio de usuarios y el uso de políticas de seguridad de LastPass, los administradores pueden compartir automáticamente contraseñas con personas del equipo, grupos, proveedores y socios, conservando en todo momento la capacidad de revocar el acceso cuando sea necesario.

Los mejores gestores de contraseñas ofrecen opciones seguras para compartir contraseñas con otros usuarios, y con varias personas a la vez. En LastPass, los usuarios pueden agrupar las contraseñas por carpetas y necesidades para compartirlas con otros. Las contraseñas están siempre cifradas al compartirlas de una bóveda de contraseñas de LastPass a otra para garantizar su seguridad en todo momento.

En general, no es buena idea enviar contraseñas por correo. Es más seguro compartir información usando los mejores gestores de contraseñas, como LastPass, 1Password o Bitwarden, porque garantizan la protección de extremo a extremo, es decir, que la contraseña nunca está en formato de texto simple mientras está en tránsito.

Sin embargo, si decide enviar contraseñas o información delicada por e-mail, lo más recomendable es enviarla en un correo cifrado. Por ejemplo, Gmail da la opción de enviar correos cifrados para compartir información como credenciales de acceso, documentos fiscales, el número de la Seguridad Social, etc.

Si comparte contraseñas en formato de texto simple a través de un mensaje de texto, un correo o un Post-it®, corre el riesgo de caer en las redes de un hacker. Al compartir información delicada sin cifrar y en un canal poco seguro, se expone a un ciberataque: los hackers tardarán un segundo en ver la contraseña, copiarla y acceder a sus cuentas.

Al compartir información con un gestor de contraseñas, la seguridad es máxima gracias al cifrado de extremo a extremo. Incluso existe la opción de compartir contraseñas sin que sean visibles para los destinatarios, es decir, podrán conectarse con las credenciales enviadas pero nunca las verán en formato de texto simple. Este sistema refuerza todavía más la seguridad digital del titular de la cuenta.

Se pueden compartir contraseñas de forma segura, pero tomando las precauciones adecuadas. Los mejores gestores de contraseñas ofrecen cifrado de extremo a extremo, que protege todas las contraseñas enviadas.

La seguridad debe ser siempre la máxima prioridad al compartir contraseñas. El mejor método es siempre el más seguro.

Métodos como enviar información a través de mensajes de texto o correos son arriesgados, porque se trata de canales digitales poco seguros. Como la información no se cifra y la contraseña se muestra en texto simple, cualquier aprendiz de hacker es capaz de robar datos delicados. Un despiste como olvidar cerrar sesión en un ordenador público podría tener consecuencias catastróficas para sus contraseñas y su información confidencial.

Compartir contraseñas con un gestor de contraseñas como LastPass es la mejor opción, porque se utiliza el cifrado de extremo a extremo. Además, le ofrece un control total sobre el proceso: puede compartir las contraseñas sin que sean visibles en texto simple o revocar el acceso a contraseñas compartidas siempre que sea necesario, por ejemplo si no quiere que alguien siga usando unas credenciales determinadas o un empleado ha abandonado la organización.

La legalidad de esta práctica está en una zona gris y depende sobre todo del servicio al que pertenezcan las credenciales compartidas. La mayoría de sitios y servicios no ponen obstáculos a compartir contraseñas, pero hay casos recientes como el de Netflix en los que esta práctica se ha considerado una vulneración de la ley sobre derechos de autor.

En otros casos, se cita la Ley de Fraude y Abuso Informático de 1986 (CFAA) de Estados Unidos, una ley sobre ciberseguridad que se considera aplicable al supuesto de compartir contraseñas. En 2016, un tribunal estadounidense dictaminó la ilegalidad de compartir contraseñas, especialmente con una persona no autorizada.

Por este motivo, es tan importante compartir contraseñas de forma segura en las empresas, tanto para la seguridad de los empleados como de la información delicada de la organización. Con LastPass, puede restringir el acceso a las contraseñas solo a los usuarios autorizados y también prohibir que se compartan fuera de la organización. Y cuando un empleado abandona la compañía, se puede retirar inmediatamente su acceso a las contraseñas para impedir que las utilice sin autorización.